Es común que después de pasar un tiempo preparando una actividad o luego de intensas horas de trabajo, de repente sientes que tienes mucha hambre. ¿Te ha pasado? La ciencia ha encontrado la solución para terminar con los atracones.
Científicos especularon que ciertas actividades mentales intensas consumen toda la energía que se almacena en el cerebro, que posee una capacidad limitada de almacenamiento energético. Es por eso que el cerebro siente que pronto necesitará más calorías para poder continuar con la tarea y genera hambre. De esta manera, se ingieren alimentos, aún sin haberse movido o haber tenido poco gasto calórico.
En este sentido, científicos de la Universidad de Alabama en Birmingham (UAB) investigaron el efecto de este tipo de atracones en el cuerpo y cómo solucionarlo.
Gary Hunter, fisiólogo del ejercicio en la UAB y coautor del estudio, explicó que la actividad extenuante incrementa la cantidad de azúcar y de ácido láctico (producto de las contracciones musculares intensas) en la sangre y aumenta el flujo sanguíneo a la cabeza. Como estos dos componentes son el “combustible” del cerebro, el interrogante de los científicos era si un flujo sanguíneo mayor provocado por el ejercicio podría alimentar al cerebro reduciendo la posibilidad de comer de más.
Todo indicaría que el ejercicio es la respuesta al problema de los atracones.